La cronovía de Montoliu de Lleida es especialmente emblemática y simbólica por su significado. Como dice la inscripción que acompaña la placa, recuerda una jornada histórica de convivencia, civismo y participación ciudadana. Convivencia y civismo son aspectos fundamentales en todo el proceso que está viviendo Cataluña estos últimos años.
 
Montoliu de Lleida (Segrià) es el primer municipio que dedica una calle al 9N. La sigla del 9N hace referencia a la fecha del 9 de noviembre de 2014 cuando se convocó a una consulta no vinculante a la ciudadanía de Catalunya para que manifestara su posicionamiento sobre su futuro. Con una fórmula de doble pregunta, cerca de 1,9 millones de personas -un 81% de los que acudieron a las urnas-,  se inclinaron por la formación de un estado independiente, mientras que un 10% preferían un estado con algún tipo de unión a España (p.e. un estado federal), un 4,5% se decantaron por el no a cualquiera de las opciones anteriores y el resto entre votos blancos o nulos. Todo ello sobre un total de 2,31 millones de personas. 
 
papereta 9N
 
 
El censo de las últimas elecciones al Parlamento catalán fue de 5,5 millones de personas aunque también hay que decir que en esta consulta podían votar los mayores de 16 años mientras que en las elecciones del Parlamento catalán la edad mínima es la de 18 años. 
 
 Esta consulta o referéndum fue amparada por las leyes catalanas (el Estatuto y la ley de Consultas) pero no fue avalada por el gobierno español que se opuso, aunque no la impidió. El hecho de que se llegara a este punto es la negativa continuada del gobierno del estado a dialogar con el gobierno catalán. Una vez hecha la consulta, el gobierno español imputó el presidente Artur Mas, la vicepresidenta Joana Ortega y la “consellera” Irene Rigau por los delitos de prevaricación, desobediencia, malversación y usurpación. El gobierno catalán acusa al gobierno del estado de carencias democráticas mientras que el gobierno español se aferra a la ley según su interpretación, judicializando el caso sin entrar en buscar soluciones políticas ni siquiera en dialogar. Incluso cambiando leyes para que sean los tribunales superiores los encargados de sancionar, en un intento de lavarse las manos en las decisiones a tomar y que sean los jueces los que se signifiquen.
 
En todo este tiempo el estado ha castigado Catalunya no cumpliendo las inversiones pactadas, priorizando otras inversiones en el estado sobre algunas más necesarias y más rentables para el conjunto de España como puede ser el Corredor Mediterráneo; pagando tarde y mal; ahogando con los objetivos de déficit; convirtiendo lo que debería ser una cesión de dinero para cubrir ciertos pagos en préstamos con interés -aunque Catalunya aporta al Estado 16.000 millones de euros, anualmente, que no retornan-; no invirtiendo en infraestructuras ferroviarias bastante anticuadas y que están dando muy mal servicio a los usuarios; intentando hacer que el catalán retroceda más en beneficio del castellano (las sentencias judiciales en catalán son sólo un 8%, veta la utilización del catalán en la UE, el cine en catalán doblado o subtitulado es residual, la televisión mayoritariamente en castellano, …); invade las competencias que tiene la Generalitat de Catalunya en materia de educación, sanidad y policía; recurre al Constitucional muchas de las leyes aprobadas en el Parlamento aunque sean aprobadas por grandes mayorías en la cámara catalana; boicoteando la acción exterior comercial y de divulgación de la situación política; utilizando la guerra sucia creando falsas noticias sobre los políticos independentistas en connivencia con la prensa afín; persiguiendo judicialmente la estelada -la bandera símbolo del proceso-; con causas abiertas contra casi la mitad de los municipios catalanes y contra la presidenta del Parlamento; con amenazas de suspensión del Gobierno de la Generalitat; intentando crear miedo, a menudo, con argumentos infantiles e irrisorios y … un montón de agravios más que haría pesado detallarlos todos aquí.
 
De las encuestas como del resultado de las elecciones al Parlamento catalán del 2015 se estima que un 80% del electorado se muestra a favor de un referéndum vinculante. Estas mismas encuestas reflejan que los partidarios del sí y del no están a la par.
 
Hemos conseguido la foto el mismo día que se inauguraba la calle con la colocación de la placa gracias a Josep Ramon de Montoliu.
 
Hem aconseguit la foto el mateix dia que s’inaugurava el carrer amb la col·locació de la placa gràcies a en Josep Ramon de Montoliu.